lunes, 5 de octubre de 2009


JUANA LA LOCA

Corría el mes de enero, hacia mucho frío en tordesillas. Juana estaba muy triste, y muy desconsolada, su entorno le deprimia bastante. El edificio en el que la encerraron era muy grande, rodeado de muros y con seguridad a todas partes. El manicomio era como una carcel y se situaba en lo alto de un pequeño monte, rodeado de un denso bosque y un gran pantano por toda la parte nor-oeste. Las celdas estaban muy mal aseadas, muchos de los residentes se negaban a ser aseados, Juana incluida.

La celda de Juana era asquerosa, no tenía retrete y olia muy mal. Desde su entrada no dejaba que la duchasen, ni que le cambiaran la ropa, siempre llevaba el mismo vetido negro y casi siempre iba acompañada del feretro de su esposo.

La unica cosa que daba felicidad a Juana era la compañía de sus ratas, a las que les puso nombre igual que a sus hijos. Cada noche depués de la cena iba hacía la celda y se juntaba con sus ratas. Solia guardar pan para alimentarlas.

Pronto le salieron llagas y heridas en el cuerpo, que se infectaban con facilidad por la mala higiene de su celda. Pasaron los años y iba empeorando en salud y moral, cada vez mostraba mas señas de su locura. Aunque a Juana le gustaban, las ratas eran un gran problema. Expandian enfermedades, entre muchas la peste negra. Se expandió muy rapidamente causando una epidemia en el manicomio. Juana se infecto rapidamente ya que vivia con las ratas y no mantenia distancia para nada. Después de mucho sufrimiento, finalmente murió el 12 de abril de 1555. Esta claro que murió de la enfermedad, pero ella siempre decia que era porque queria estar con su marido en el que soñaba cada noche. Se propuso tener mas hijos con el cuando llegue al cielo, y allí empezar una nueva vida con su amor.

1 comentario:

  1. Me encanta cómo empieza. Quizás es un poco breve y queda difusa. Cuidado con las faltas de ortografía, sobre todo con los acentos.

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